11 May 2024
 

 

 

 

Un don para el bien de todos

Desde el momento en que la vocación al sacerdocio es un don que Dios hace a algunos para el bien de todos, quisiera compartir con vosotros algunos pensamientos, precisamente a partir de la relación entre los sacerdotes y las demás personas, siguiendo el n. 3 de Presbyterorum ordinis, en el que se encuentra como un pequeño compendio de teología del sacerdocio, sacado de la Carta a los Hebreos: «Los presbíteros han sido tomados de entre los hombres y constituidos en favor de los hombres para las cosas que se refieren a Dios, para ofrecer dones y sacrificios en remisión de los pecados; viven pues en medio de los demás hombres como hermanos en medio de los hermanos». Consideremos estos tres momentos: “tomados entre los hombres”, “constituidos en favor de los hombres”, presentes “en medio de los demás hombres”.

En la solemnidad del Corpus Christi aparece una y otra vez el tema de la memoria: «Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer […]. No olvides al Señor, […] que te alimentó en el desierto con un maná» (Dt 8,2.14.16) —dijo Moisés al pueblo—. «Haced esto en memoria mía» (1 Co 11,24) —dirá Jesús a nosotros—. El «pan vivo que ha bajado del cielo» (Jn 6,51) es el sacramento de la memoria que nos recuerda, de manera real y tangible, la historia del amor de Dios por nosotros.

Historia del hombre e historia de Dios se entrecruzan en la cruz. Una historia esencialmente de amor. Un misterio inmenso, que por nosotros solos no podemos comprender. ¿Cómo «probar esa miel de áloe, esa dulzura amarga del sacrificio de Jesús»? El Papa Francisco indicó el modo el sábado, 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, durante la misa matutina. 

Hoy, 1 de mayo, celebramos a san José obrero y comenzamos el mes tradicionalmente dedicado a la Virgen. En este encuentro nuestro, quisiera detenerme, con dos breves pensamientos, en estas dos figuras tan importantes en la vida de Jesús, de la Iglesia y en nuestra vida: el primero sobre el trabajo, el segundo sobre la contemplación de Jesús.