7 May 2025
 

30 de abril 2015. Usted sabe, quién soy yo. Escrito por: Monseñor. Froilán Casa Ortiz - Qué buen título para hablar de nuestra cultura colombiana. ¡Ah, Colombia, qué hermoso país y de cultura tan complicada! Hemos sido deformados por siglos por la ley del menor esfuerzo. La búsqueda de privilegios ha matado la cultura ciudadana. De labios para afuera detestamos las castas, defendemos la lucha de clases, buscamos una sociedad más llana, pero, a la postre, en el fondo somos unos "señoritos feudales".

Queremos ser la excepción. Todos nos creemos de pedigrí. Como decimos en mi departamento de Boyacá: las leyes son para los de ruana.

Todos nos creemos de noble abolengo -y en el fondo está bien, buena autoestima-, olvidando que a nuestra patria no llegaron los mejores peninsulares y nuestros aborígenes no eran del "jet set" de todos los habitantes del planeta. Porque para arribistas, los colombianos. Para todo somos los mejores, pero vamos a competencias mundiales -con algunas pocas excepciones- y quedamos de últimos. Somos poco realistas. Debemos partir de lo que somos para crecer y estar en continuo plan de mejoramiento, así llegaremos a grandes en todos los aspectos. Sin disciplina, no hay éxito.

Otra frase tan común en nuestro léxico: "¿USTED NO SABE CON QUIÉN SE METIÓ?". ¡Qué delirios de grandeza! Cuando nos sentimos perdidos, buscamos mecanismos de defensa presentándonos como hijos, hermanos, primos o, "amiguísimos" de su jefe, para sentir a la autoridad del momento como un átomo. Preguntémosle a los policías de tránsito o a los agentes que nos ofrece el Estado y constataremos cuánta altivez de muchos ciudadanos. Se valen de la fuerza de sus organizaciones -que pueden ser criminales, es decir, tristemente célebres-, de su poder económico, académico, social, etc., para infringir cuantas normas aparezcan y así, amedrentar al otro. Los conductores de ciertos ejecutivos, sobre todo del sector público, saltan separadores, se van en contravía, estacionan en donde se les da la gana. Lo grave es que sus jefes no los censuran y en el fondo aprueban sus acciones atrevidas e irrespetuosas, por decir lo menos. Además, como siempre llegan tarde, van de prisa, hay que llegar en segundos. Se atropella a quien sea.

En los países como Finlandia, Suecia, Noruega, Japón, Corea del Sur, Singapur; para mostrar un ejemplo, el que la debe la paga. Por eso son países tan organizados y de una cultura exquisita. Usted en la calle no ve un papel -pero hay canecas muy bien ubicadas-, se respetan las cebras (el peatón es sagrado), nadie estaciona en sitio prohibido, pues las multas son costosas y no hay excepciones. Para ello nadie es hijo de concejal, diputado, parlamentario, alcalde, magistrado, gobernador, presidente o gerente de la empresa más solvente de la zona. En general los hijos son bien nacidos. Los han criado con autoridad y saben que las cosas se ganan. Les enseñan que en la vida hay que brillar con luz propia y no a la sombra del padrino político, académico, económico o social. El primero en dar ejemplo es quien tiene más poder. ¿Cuándo será que nuestra patria sea un país civilizado? Así como vamos pareciera que hacen falta años luz.  + Froilán Casa Ortiz  obispo de Neiva (Colombia). Conferencia Episcopal de Colombia.