8 May 2025
 

10 de mayo de 2015. "Los niños Lebensborn" Autor: Monseñor. Froilán Casas Ortiz. Obispo de Nieva, Colombia.  - Permítame, amigo lector, iniciar este artículo, agradeciéndole infinitamente al doctor Hugo Fernando Cabrera Ochoa, tanta generosidad en su columna titulada: "FROILÁN: EL BUEN PASTOR". Dios lo siga acompañando en todos sus proyectos. Comparto un mensaje bajado de internet.

Se trata de los niños de la "experiencia" LEBENSBORN, palabra alemana que significa FUENTE DE VIDA. Lean esta escalofriante historia. ¡Qué crueldad la del hombre de todas épocas, culturas, geografías, etc.! Y nos seguimos llamando humanos. Deberíamos llamarnos caníbales, antropófagos. Los nazis ocuparon a Noruega durante cinco años, de 1940 a 1945. El monstruo del Hitler quería una etnia pura, la etnia aria. Él admiraba a los vikingos; entonces mandó soldados alemanes para que engendraran en mujeres noruegas y así con un experimento eugenésico, lograr una "raza pura".

Un hombre megalómano y loco es capaz de todo, -y no estamos lejos de la realidad en nuestro país-. Nos causa pavor las atrocidades cometidas por el nacional socialismo; la venganza, en este caso, es similar a aquello que padecemos. Pues los noruegos dolidos por los vejámenes dejados por la barbarie nazi, odiaron a esos inocentes niños, producto del "experimento" y fueron tratados como "mocosos nazis" y, "putas de los alemanes". Muchos terminaron en orfelinatos y sufrieron abusos sexuales. Fueron clasificados como "retardados" y recluidos en clínicas mentales. Ejemplo de ello, el orfanato de Bergen: los niños fueron sacados a desfilar para que la gente los azotara y escupiera.

Un niño relata que fueron puestos en una pocilga, donde pasaron días enteros sin comer y a otros se les arrojó ácido en la piel para quitarles su "olor nazi". Esto ocurrió en la década de los cincuenta. ¡Qué paradoja! Nos quejamos de la maldad de los nazis y quienes sufrieron sus bestialidades, tuvieron las venganzas más inhumanas e inverosímiles empleando sus mismas armas. Definitivamente el hombre cuando se convierte en dios, es la bestia más salvaje del planeta.

Nos horrorizamos de la matanza de los niños, pero nos parece "normal" matar a centenares de inocentes en los úteros maternos. ¡Qué horror! El hombre es un ser absolutamente contradictorio. Uno es el discurso y otros son los hechos. Este es un país polarizado. Se busca la paz con discursos virulentos. No se quiere escuchar al otro. Se reprueba con acritud el disenso. Si el otro no está de acuerdo conmigo, ya es mi enemigo. Combatimos un dogmatismo, con otro dogmatismo más crudo. Cacareamos los derechos individuales e irrespetamos los colectivos. Combatimos la pobreza y con los programas asistencialistas, la mantenemos.

Nuestra mentalidad de pobres, nos hace pordioseros y miserables; queremos despertar compasión para seguir siendo pobres. Japón es un país pobre que vive en la prosperidad y la riqueza; Colombia es un país rico lleno de quejidos y lamentos de pobreza. Mientras no cambiemos de mentalidad, nunca saldremos de pobres. Mientras no desarmemos nuestros corazones llenos de odio y venganza, nunca llegaremos a disfrutar la paz. De alguna manera el experimento de lebensborn se manifiesta en nuestro medio con hechos similares. Conferencia episcopal de Colombia