6 December 2024
 

 

La Delegación de Catequesis trabaja para formar catequistas y catequizandos desde las tres dimensiones: SER, SABER Y SABER HACER, (DGC n.238), que les lleve a descubrir la vocación a que han sido llamado por el Señor, cada uno desde su realidad y desde un proceso de iniciación cristiana.

 Esto se logra por medio del estudio que ofrece la Escuela Parroquial de Catequistas (ESPAC) y la escuela de Formación Básica en la Fe (EFBF), a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia; de este modo se les permite seguir un camino de discipulado y de una formación permanente, para formar comunidades vivas y dinámicas.

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Delegado
PBRO. ISIDORO GARCÍA ISAZA

Curia Arzobispal Calle 10 No. 2-58   Ibagué  Colombia
Tel : 2611680   Extensión   120     Tel. 2633424. Móvil: 
Email: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.     

 “Orientaciones Generales para la Catequesis en Colombia

 y la Escuela de fe

META:

Los catequistas que participen de este Encuentro parroquial han tenido espacios de oración y fraternidad; han analizado la propia realidad de la catequesis parroquial; han reconocido la importancia de una formación actual para los catequistas, han tenido el primer acercamiento a las “Orientaciones Comunes para la Catequesis en Colombia” de la Conferencia Episcopal y han organizado o consolidado el comité parroquial de catequesis.

TIEMPO ACTIVIDAD PROCEDIMIENTO MATERIALES RESPONSABLE
10 minutos ACTO PROTOCOLARIO
  • Saludo y Bienvenida.
  • Lema: Orientaciones Generales para la catequesis y la escuela de fe”
  • Presentación del Encuentro. Generalidades y objetivo.
  • Dinámica de presentación
Dinámica: la trinidad.  presentación de cualidades con la inicial del nombre   H. Neidy Durán y equipo delegación  
20  minutos ORACIÓN Lectio Divina sencilla, base de la Espiritualidad del Catequista.Jn.15,16 Biblia   Hna. Neidy Durán y equipo delegación
15 minutos Informe catequesis parroquias Realizar en dialogo general las preguntas, para el acercamiento a la realidad catequística de cada parroquia Power Point Video Beam Hna. Neidy Durán y equipo delegación
15 minutos ESPAC- FIC Presentar la propuesta de la formación Diocesana para todo catequista. Espac, escuela para  formación básica en la fe FIC Formación Inicial para Catequistas Power Point Video Beam Y plegable Hna. Neidy Durán y equipo delegación
40 minutos Orientaciones  generales de Catequesis Como iniciar una catequesis familiar - recursos Dar una breve recorderis desde el método de pregunta de la importancia de renovar la catequesis de nuestro tiempo según las orientaciones del directorio nacional de catequesis.  Y DAR  A  CONOCER  LAS  PAUTAS  SOBRE LAS  ORIENTACIONES GENERALES DE CATEQUESIS Resumen de Orientaciones Comunes para la Catequesis en Colombia . POWER POINT Hna. Neidy Durán y equipo delegación
10 minutos Organizar o consolidar el comité parroquial Consolidar el comité parroquial de catequesis, y dar las orientaciones debidas en la comunicación, y formación de catequistas. Escuela de fe Llenar formato Hna. Neidy Durán y equipo delegación
10 minutos Comunicados varios Encuentro catequesis en agosto. Otros que surjan según las necesidades de los catequistas.   Hna. Neidy Durán y equipo delegación

 

SINFONÍA DE LA CATEQUESIS

JESÚS CATEQUISTA DEL CAMINO.   Nuestra Arquidiócesis ha reemprendido un nuevo camino de evangelización y anuncio gozoso de la Buena Nueva, con el Plan de Pastoral 2014-2020, en él propone un itinerario que recupere el amor, el propósito y memoria de Dios. Pero constata que en realidad muchos de sus bautizados marchan en contravía al querer de Dios, unos se aleja, otros viven confundidos y desesperanzados en su fe, por lo que nos asemejamos muchas veces a los discípulos de Emáus, quienes desepcionados por la muerte cruenta de Jesús, se marcharon alejándose de la Comunidad

JESÚS, CATEQUISTA DEL CAMINO

Dios siempre nos sorprende, se hace el encontradizo, camina a nuestro lado y nos sorprende caminado a nuestsro lado como “PEREGRINO DE EMAUS” Él sigue interesado en nuestra realidad personal, familiar y social, se interesa por nuestras desiluciones, quiere hablar con nosotros, explicarnos las Escrituras.  Abramos el corazón como los disícpulos de Emaús, dejémonos explicar las Escrituras, invitémoslo a quedarse con nosotros,  con Él a la Mesa, compartamos el Pan, y síntamos cómo nos arde el corazon y se nos abren los ojos y un nuevo ardor misionero nos hace exclamar con los de Emáuz: “SEÑOR, QUEDATE CON NOSOTROS en el Tolima, en Ibagué, en nuestros hogares y en nuestro corazon”

Comunicar, contar, gritar, hacer eco a este gozoso encuentro con el Resucitado, es lo que llamamos: CATEQUESIS, A LA NUEVAS SINFONÍAS de Emaús que bien podemos sintetizar en este lema “Encuéntranos Jesús,  se nos abriran los ojos  y con el corazón ardiente, iremos a la misión”  

Este itinerario recuperará nuestra MEMORIA y la MEMORIA de nuestros niños, jóvenes y adultos en las diversas situaciones de su vida,  sobre el gran e infinito amor de Dios. Es necesario hacerlo con un nuevo ardor, lenguaje y entusiasmo misionero así lo mandó Jesús hace más de 2000 cuando dijo: n“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” sabiendo que Él está  con nosotros hasta el fin de los tiempos, a través de su Espíritu Santo”

 1. Encuentranos Jesús: “JESÚS, CATEQUISTA DEL CAMINO”, sigue encontrándonos en el camino de la vida, sigue acompañándonos hoy, a través del Papa Francisco dice a los “Catequístas, a la Calle…” salgan de sí, de sus Parroquias, de sus Hogares hagan posible el encuentro de Jesús con sus hijos e hijas, asuman con 


seriedad su vocación de -Discípulos Misioneros- asuman como propio el Ministerio Fundamental de la Catequesis, vayan con Jesús a los más alejados, a los de las periferias, a los frios y desalentados en la Fe, proclamen su amor y misericordia entre los niños, jóvenes y adultos, es quizá, la mejor herencia que les dejemos: LA FE, una Fe educada creciente, madura que los convierta en nuevos DISCÍPULOS MISIONEROS.

2. Se nos abrirán los ojos.  

Muchos cristianos caminan a espaldas de Dios, viven como ciegos, aún no descubren ni experimentan a JESUCRISTO COMO CAMINO, VERDAD Y VIDA.  De ahí la importancia de un catequista discipulo misionero que “Dé testimonio de su fe; que sea coherente en su propia vida. Esto ¡No es fácil! Y es el único camino que ayuda, guía y lleva a quienes nos rodean al encuentro íntimo y profundo con la persona Adorable de Jesús.

Solo se abrirán los ojos de quienes acompañamos, cuando “Nuestra palabras que vienen y van… estén acompañadas por el testimonio de una vida según el  Evangelio, cuando nuestra vida sea un Evangelio posible de leer e imitar.

3. Con el corazón ardiente, iremos a la misión.  El Papa Francisco nos propone unas claves para salir con el corazón ardiente a la MISIÓN  CATEQUÍSTICA, misión que es imposible asumir sin ser en verdad, DISCÍPULOS MISIONEROS DEL RESUCITADO:

  • Ø Tener familiaridad con él.
  • Imitarlo en el salir de sí, al encuentro del otro.
  • No tener miedo de ir con Él a las periferias.
  • Ø Tener por distintivo, el Amor y Ternura de Dio

“El corazón del catequista, afirma el Papa: vive siempre este movimiento de «sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro. Son las dos cosas: me uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros. Si falta uno de estos dos movimientos, ya no late, no puede vivir.

“El catequista es consciente de haber recibido un don, el don de la FE, y lo da como don a los otros. Esto es hermoso. ¡Y no se queda para sí, su tanto por ciento! Todo lo que recibe lo da. No se trata de un negocio. Es puro don: don recibido y don transmitido,” que se convierte en tarea misionero para todo bautizado.

Jesús, el CATEQUISTA DEL CAMINO, nos enseña a no tener miedo de salir de nuestros esquemas para seguir a Dios, pues Él va siempre más allá. ¿Saben una cosa? ¡Dios no tiene miedo! ¿Lo sabían? ¡No tiene miedo! ¡Va siempre más allá de nuestros esquemas!  es siempre fiel, es creativo y la creatividad es como la columna vertebral del catequista. Dios es creativo, no está encerrado, y por eso nunca es rígido. Dios NO es rígido. Cf. DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LOS CATEQUISTAS 2013

 ¡Queridos catequistas! Salgamos a todos los caminos de Ibagué, en nombre del Papa Francisco, y nuestro Pastor, Monseñor Flavio Calle Zapata, les damos las gracias por lo que hacen, como Iglesia al caminar con el Pueblo de Dios testimoniando su encuentro personal con Cristo; sigámoslo, imitémoslo en su movimiento de amor, en su salida al encuentro del hombre en situación; vayamos, abramos las puertas, tengamos la audacia de trazar nuevos caminos para anunciar su Evangelio como se nos propone en el nuevo Plan de Pastoral y digamos a una con todas nuestras fuerzas: Hermana María Libia Tamayo, delegada para la Catequesis, Arquidiócesis de Ibagué, Colombia. año 2014

LOS 7 ESCENARIOS DE LA EVANGELIZACIÓN

 1. Con tus superiores: el escenario vertical ascendente

 Es la situación que se da cuando queremos evangelizar a nuestros jefes en el trabajo, a nuestros padres, a nuestros políticos...

La fórmula bíblica a usar en este caso es la de 1 Pedro 2, 18-25, consejos que se dan a una comunidad cristiana que vive bajo gobernantes paganos. "Sed sumisos", "soportad el sufrimiento", "Cristo no amenazaba cuando le maltrataban..." Los cristianos deben ser sumisos, mansos, ante el poder, no levantiscos. Hay una excepción a esta mansedumbre: "debemos obedecer a Dios antes que a los hombres".

Buena parte de la antigua teología de la liberación fracasó porque hablaba de insubordinarse, de tomar el poder. Pero los primeros cristianos no hacían células para derrocar al César, sino que vivían de tal forma que cambiaron la sociedad. Los esclavos convirtieron a las matronas romanas con su ejemplo, y ellas convirtieron al Imperio. Los cristianos tienen que participar en política, en la sociedad, pero no deben idolatrar el poder: la toma del poder no evangelizará el mundo. Ser un trabajador brillante y modélico sí puede evangelizar a tu jefe, a tus padres.

2. Con tus subordinados: el modelo vertical descendente

Es la situación que se da, por ejemplo, cuando un padre intenta transmitir la fe a sus hijos, o un profesor a sus alumnos, un catequista a sus chavales de comunión...

La fórmula bíblica adecuada es Efesios 6,1-9: "Padres, no exasperéis a los hijos; formadlos con instrucción; amos, tratad a vuestros esclavos sin amenazas, recordad que tenéis un Amo en el Cielo". "No exasperar" implica conocer los límites de nuestros subordinados, y no rebasarlos. "Instrucción" significa explicar los porqués, razonar las cosas, no limitarse a aplicar la autoridad. Esta formación a los subordinados implica también los sentimientos y los afectos, no solo lo intelectual. Y en esta situación siempre hay que reconocer que los corazones y el don de la Fe pertenecen a Dios: es Él quien evangeliza en realidad. Así que hay que ser paciente con nuestros hijos, alumnos, pupilos, etc... y sin forzarlos, darles oportunidades para que Dios actúe.


3. Con iguales que no escogimos: modelo horizontal forzoso

Es la situación que se da con nuestros vecinos, los hermanos de nuestra familia, los compañeros de clase y los de trabajo. No los hemos escogido, nos ha tocado compartir oficina, casa, vecindario con ellos. Son nuestros iguales y no tenemos ninguna autoridad sobre ellos.

La fórmula bíblica adecuada es el capítulo 27 de Hechos de los Apóstoles, en concretos los versículo 9-12 y 20-26. Es la experiencia de San Pablo como uno más a bordo de un barco que luego naufraga por no seguir sus consejos. Cada vez que Pablo se dirige al capitán del barco y la tripulación empieza diciendo: "amigos...". Les llama amigos y luego explica su testimonio, sus sentimientos y con un discurso positivo: "amigos, ánimo, yo tengo fe".

Como iguales, hemos de reconocer que "vamos en el mismo barco": el mismo país, la misma empresa, el mismo proyecto... Compartimos humanamente la amistad, la solidaridad. ¡Y participamos! Participamos en política, en la economía, nos sentimos vinculados a la sociedad, no nos retiramos a un gueto cristiano a esperar el fin de los tiempos. Pablo participa con la humildad de ser un pasajero más en el barco. Espera, espera, espera... y cuando llega el momento actúa. Ese momento puede ser una enfermedad, la muerte de un pariente, alguien que se hace preguntas profundas... ahí, la persona, nuestro igual, está dispuesta a escuchar a un igual, un amigo, un compañero. Esta es la ocasión de evangelizar. Así, Pablo no puede hacer gran cosa, excepto ser un pasajero más... hasta que naufragan. Y entonces están dispuestos a escuchar a Dios, y entonces actúa Pablo.

4. Con amigos que hemos escogido: modelo horizontal voluntario

Es la situación que se da con los amigos que escogimos, iguales que libremente nos hemos asociado por aficiones comunes que nos apasionan: el club de montañismo, o de lectura, o el club de fans de tal película o cantante, o los que jugamos a cartas, o vamos juntos al fútbol.

Igual que Jesús acompañaba a los caminantes de Emaús y les escuchaba cuando expresaban sus inquietudes, así los cristianos deben acompañar a sus amigos en mil clubes, asociaciones, grupos de amistad... Consiste en acompañar y escuchar los dolores de los demás, cuando llegan. Es una forma muy eficaz de evangelizar y estar presente con los hombres. Los curas lo tienen más difícil, mientras que aquí los laicos, especialmente los jóvenes, que aún no tienen niños que atender, lo tienen mucho más fácil.

"Joven, te animo a apuntarte a muchos grupos y diversiones; siempre que sean sanas y sepas que no son un peligro para ti, apúntate, no te quedes solo en tu grupito cristiano", dijo Fray Nelson a los 250 jóvenes que se agrupaban en el centro del Auditórium de la Casa de Campo. "Jóvenes, allí hay mucha gente que no conoce a Jesús, y es casi seguro que tú eres lo único que tiene Jesús para llegar a ellos".

5. Con desconocidos que no te buscaban: misión activa

Esta es la situación que se da en la evangelización puerta a puerta, en la evangelización callejera, etc... Ir repartiendo folletos, predicando a Jesucristo y su salvación, quizá con ayuda de mimos, música... Tratas con desconocidos que no han pedido recibir esta información.

Fray Nelson da solo tres recomendaciones.

1) Hay que anunciar a Jesús, no a la Renovación Carismática ni a tu movimiento. Si a esa persona no le gusta el estilo carismático, no hay que darla por perdida, sino ofrecerle otros estilos igualmente católicos. "Si no le gusta la batería y la pandereta, llévala a algo con órgano e incienso; da igual mientras se acerque a Cristo".

2) Hay que hablar de arrepentimiento y de perdón de los pecados. Jesús no vino "a que te sientas bien" sino a perdonar tus pecados. Si alguien dice "yo es que con mis aromaterapias siento lo mismo que tú con tus alabanzas a Dios; es la mima cosa", hay que decirle que no: que el pecado existe, hay que arrepentirse de Él y pedir a Cristo que te perdone y salve.

3) El anuncio de Cristo debe incluir su Cruz, y también su Resurrección, sin rebajas.

6. Con personas que buscan saber: misión pasiva

Se da muy pocas veces: cuando una persona se acerca y te pregunta: "explícame más de Jesús, de Dios, de la Iglesia". En Pentecostés se dio cuando después de predicar San Pedro la gente le preguntaba: "¿y ahora qué hemos de hacer?" La respuesta es: conversión (cambio de vida), y bautismo (o pasar por el confesionario), y llenarse de Espíritu Santo. El cambio de vida implica cambiar hábitos, horarios, cosas concretas y reales... Como dice Alcohólicos Anónimos: "si nada cambia, nada cambia". Es decir, si sigues teniendo una botella bajo la cama, si sigues volviendo a casa pasando por la esquina del bar, seguirás bebiendo. Hay que cortar con los hábitos malos: tú busca la forma, que Dios dará la fuerza.

7. Encuentro fortuito

Es el caso que se da cuando compartimos un rato de conversación con el taxista, un viajero en el metro o el autobús, un rato esperando en una cola...

Consiste en aprovechar el tiempo de conversación, que se te vea la camiseta cristiana, que le puedas invitar a algún acto, grupo, ocasión de encuentro con Dios, recomendarle tu web, tomar su correo o teléfono para invitarle, si quiere. Fray Nelson contó el caso de un americano llegado a Moscú para evangelizar. No sabía casi nada de ruso, así que al taxista, que sabía un poco de inglés, le preguntaba: "cómo se dice pecado", "cómo se dice Jesús", "cómo se dice Jesús te salva del pecado"... así evangelizó al taxista y adquirió vocabulario para evangelizar ya en el hotel.  Y, por supuesto, en los siete escenarios: oración. Autor: Fray Nelson Medina.  Fuente. Catholic. 

Los cristianos son uno, sin perder su individualidad, y en el servicio a los demás cada uno alcanza hasta el fondo su propio ser.” Cfr. LF 22)  Carta para los Catequistas. 

La fe del catequista

Cualquier experiencia vivida en plenitud no nos deja indiferentes. Cala hondo en nuestras vidas y nos transforma. “A medida que las experiencias son profundas y auténticas, las personas quedan transformadas, cambiadas. Es difícil que haga verdadera experiencia quien no está dispuesto a cambiar, así como es difícil cambiar de vida, si no se viven experiencias significativas.” 2

Los que, auténtica y profundamente, han vivido la experiencia del Señor Resucitado resultan transformados. Este acontecimiento les suscita la fe como “dinamismo que brota de la Pascua de Cristo…” 3 Ésta es la experiencia de la primera comunidad de Jerusalén. Experiencia cercana y viva que hacía exclamar: “Miren cómo se aman”. El acontecimiento de la resurrección se hace testimonio por la fe. “¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Quién los inspira? ¿Por qué están con nosotros?... Este testimonio constituye ya de por sí una proclamación silenciosa…” 4

Y es ese mismo testimonio el que se hace Palabra en el primer anuncio y en la catequesis. La Verdad gustada, saboreada, conocida y vivida se comunica a otros hombres y mujeres. Resuena en el corazón de los que la reciben, dejando que ella se encarne en sus propias vidas. Por eso, la experiencia de fe nunca es, del todo, una experiencia de soledad. Está llamada a hacerse eco y a suscitar una adhesión de corazón a la Persona de Jesús, a su Mensaje y a un nuevo estilo de vida. Nuestra fe es, por lo tanto, una experiencia  eclesial.

Los catequistas, como hombres y mujeres de fe, somos hombres y mujeres de la Iglesia. Nuestra vida es sostenida y animada por el acontecimiento de la resurrección. Es como si recién regresáramos de Jerusalén. Como si hubiéramos visto la piedra corrida y el sepulcro vacío; como si hubiéramos escuchado al Señor alentándonos a echar las redes mar adentro, allí donde hay buena pesca; como si hubiésemos visto las llagas del cuerpo glorificado de Jesús; como si nos hubiéramos quedado mirando al cielo durante la Ascensión del Maestro y como si hubiésemos recibido al Espíritu Santo estando las puertas cerradas del Cenáculo.

La fe del catequista no proviene esencialmente de cuánto sabemos o de cuánto hemos estudiado, ni siquiera de cuán buenos somos o de nuestra habilidad metodológica. La fe del catequista es, fundamentalmente, don que Dios otorga gratuitamente, y respuesta que se funda en la certeza de la Resurrección como piedra angular de la Revelación. Ante tantos hombres y mujeres que, como el etíope de las Escrituras, peregrinan sedientos de una respuesta que dé sentido a su vida, los catequistas no guardamos nuestra fe. La entregamos a manos llenas. Y, mientras más la comunicamos, más crecemos en esa misma fe. Nuestra palabra y nuestra vida se hacen testimonio en la comunidad. Los catequistas conocemos nuestra fe, la celebramos, la rezamos, la vivimos y la comunicamos con toda la fuerza de nuestra vocación. Hacemos de ella un preciado vínculo con Dios, con nuestros hermanos y con nosotros mismos.

“Muchos de nuestros contemporáneos se han alejado de la tradición cristiana y hoy, sin desear volver atrás, prosiguen su camino con la esperanza de redescubrir en toda su novedad y en toda su libertad lo esencial de la fe. Ellos se preguntan: ¿y si fuera cierto todo lo que aquellos hombres escribieron hace veinte siglos y que ha sido tan deformado por el miedo, la violencia y el ansia de poder…?” 5

La fe de los catequistas es rica en perseverancia, tesón y esperanza. Algunos de ellos nos han hecho llegar, sencillamente, estas palabras que tienen el signo del testimonio: los catequistas vivimos en la serenidad de una fe sin sobresaltos, vivimos en la dulzura y en la calma de la fe. Otras veces, anduvimos por los desiertos y las noches del alma y pudimos retornar a la fe. No desde el mismo lugar en el que estábamos. Regresamos después del dolor, el enojo o el desengaño. Volvimos fortalecidos, amando más al Señor Jesús, siguiéndolo más de cerca y con un don renacido para comprender y acompañar a los que están lejos de la fe. Tanto los catequistas de la serenidad como los catequistas del retorno sabemos que es absolutamente cierto lo que aquellos hombres escribieron hace veinte siglos. Creemos que es verdad.  Lo sabemos en la profundidad de nuestro corazón. Por eso,  sabemos quedarnos a los pies del Señor escuchándolo, más allá de los quehaceres del mundo, y sabemos quedarnos junto a la cruz de Jesús, tanto en el arrepentimiento de aquel ladrón como en el enojo de aquel otro. Siempre junto al Señor, aunque volver junto a Él nos cueste la vida.

Creer en comunidad

Los catequistas somos parte de la comunidad eclesial. Ya hace mucho tiempo, la Iglesia subrayó la dimensión comunitaria de la Catequesis. La comunidad como fuente, lugar y meta ha situado el ministerio catequístico bajo el signo eclesial de la koinonía. Los catequistas nos hemos iniciado en la fe de la comunidad y allí hemos madurado nuestras opciones, haciéndonos testigos de esa misma fe. No constituimos un simple grupo, como los que integran los movimientos o instituciones eclesiales. Somos la voz y el gesto de la fe de la comunidad. A nosotros se nos delegó la misión del anuncio.

Pero la verdadera “catequista” es la comunidad misma. La Palabra del Señor se hace eco en la profunda experiencia de fe que viven sus miembros. Y el eco no puede callarse. Una vez vivida la experiencia de la fe, ella resuena en todo el espacio catequístico, que es la comunidad eclesial. Resuena y se propaga suscitando la fe naciente de los que se acercan y fortaleciendo la fe más madura de sus integrantes.

La Iglesia toda posee la función profética y la ha delegado en algunas personas que hemos sido, especialmente, llamadas a anunciar la Buena Noticia de Jesús. Toda delegación supone una simple entrega de la tarea en sí misma, pero nunca es una entrega de la responsabilidad contenida en esa tarea. Si la comunidad eclesial se despreocupara de su función profética, se desnaturalizaría. No sería quien está llamada a ser. La catequesis no es, por lo tanto, un ámbito cerrado y reservado a unos pocos “especialistas” del anuncio. Esta dimensión comunitaria de la catequesis no es, ciertamente, un rasgo nuevo. Sin embargo, el nuevo paradigma catequético se vuelve hacia él con una fuerza nueva. Esta dimensión se hace reclamo a la catequesis de este tiempo desde varias perspectivas:

El hambre de comunión que experimenta el hombre de hoy, atrapado en el individualismo de una sociedad del éxito, el consumo y la soledad en medio de la masificación.

La catequesis de la comunidad como catequesis intergeneracional 6. Sin sujetarse a rígidos itinerarios de una tradicional catequesis por edades, se propone al catecúmeno la fe de la comunidad cristiana, como experiencia global en la que quedan entramadas la fe vivida en el testimonio; la fe conocida a través de toda la función profética, en sus diversas formas, y la fe celebrada en la liturgia.

Una catequesis, diferenciada y común a la vez, que sabe integrar, en un delicado equilibrio, lo específico de cada persona en su singularidad irrenunciable y lo esencial como propuesta generalizada a todos.

La experiencia de fe del creyente es siempre única e intransferible. La misma fe de su catequista y de su comunidad en una experiencia distinta y absolutamente original. En esta experiencia la persona realiza una secuencia de actos valorativos, desde la simple apreciación de los valores evangélicos, que la comunidad creyente y testimonial le propone, hasta la encarnación de esos valores en su proyecto de vida.

La catequesis, tal como la hemos concebido tradicionalmente en el proceso evangelizador, se dirige a quienes ya creen y sigue el orden de la exposición. En cambio, cuando una comunidad creyente propone su fe, sigue el camino inverso: no el de la exposición lógica, sino el camino del descubrimiento. Para entrar en esta lógica, hay que pasar de la experiencia de fe vivida por una comunidad a la enunciación de los objetos de la fe expresados en el Credo. El “Amén” de una comunidad creyente y testimonial suscita la fe del nuevo creyente.


Catequistas dialogantes

La multiculturalidad  se manifiesta como verdadero emergente de un mundo globalizado y en permanente cambio y sincronía. La poderosa mediación de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación “disuelve” las fronteras y provoca la convivencia de diversas culturas. Esta diversidad cultural va de la mano de una profunda diversidad religiosa. Las culturas coexistentes en un mismo espacio pueden hallarse en tres situaciones posibles: en conflicto, en diálogo o en situación de indiferencia.  Esto conlleva tres interpretaciones posibles de la multiculturalidad.

La interpretación etnocentrista considera que una de las culturas es la hegemónica y las demás deben subordinarse. Existe la multiculturalidad, pero puede observarse una cultura dominante que quiere reprimir a las otras. Podemos hablar, entonces, de una intención monocultural. Esta interpretación responde al pensamiento único o a la llamada homogeneización de las culturas.

La posición liberal, en cambio, afirma  y permite la existencia de la diversidad. Pregona que todos sean como quieren ser, pero no plantea los últimos condicionamientos de las diferencias. Por eso, es tolerada la pobreza, como parte de la diferencia, afirmando que siempre hubo y habrá ricos y pobres. Favorece el relativismo, admitiendo la existencia de muchas verdades.

Finalmente, la interpretación intercultural pone el acento en la vinculación de las culturas diferentes, sin pretender que una se asimile a la otra. Favorece el diálogo en la diferencia conscientemente asumida. Se excluye la violencia y se busca pacientemente la justicia a través del diálogo.

La diversidad como una de las expresiones más reiteradas de la multiculturalidad es, ciertamente, uno de los desafíos más repetidos hoy a nuestro ministerio catequístico. Desafío que se presenta como realidad cultural a los distintos ámbitos de la vida social: la educación, la política, la economía, la evangelización. Se convierte, en no pocas ocasiones, en reclamo a la equidad y nos demanda respuestas justas y creativas. Este desafío asume distintas perspectivas. La diversidad es amplia y variada en sí misma.

En otros tiempos, en los cuales la socialización religiosa y la cultural se identificaban, las personas llegaban a los procesos catequísticos en situaciones de fe más similares. Hoy, cuando la religiosidad de los padres y maestros ya no constituye el modelo único a transmitir, los interlocutores llegan a la catequesis desde caminos diversos y nos reclaman, explícita o calladamente, itinerarios diversos.

A veces creemos que la tolerancia es respuesta suficiente ante la diversidad. Si asumimos esta postura, estamos realizando una interpretación liberal donde todo vale en un aparente pacifismo sin compromiso y sin diálogo con aquél que piensa o cree de modo diferente.  A veces centrados en cuestiones que tienen que ver con la organización o con la cantidad de los que vienen o no vienen, ¿advertimos que la diversidad nos desafía hoy a ser diversos? ¿O seguimos uniformando y cerrando nuestra propuesta con rígidos monólogos, sin permitirnos la justicia y la creatividad de la escucha y del diálogo?

Los buenos encuentros de catequesis propician el diálogo. Los interlocutores le responden libremente a Dios desde la hondura de su interior. En otras ocasiones, no dejamos espacio a este diálogo. Preocupados por lo que “tenemos” que decir o por lo que los catequizandos “tienen” que saber, convertimos el encuentro en discursos magistrales. La clave consiste en escuchar y dialogar, para pasar, de este modo, del sentido literal al sentido simbólico, de la opacidad a la iluminación y del texto al sentido.

Empecemos a construir redes

Los catequistas tenemos vocación para el diálogo y para la diversidad. A veces, no nos sale del todo bien, pero nos basta volver la mirada y el corazón hacia Jesús catequista. Él advierte la diversidad, la considera y la incluye en su propuesta. Llama la atención y conmueve la originalidad de cada diálogo. Nicodemo, la samaritana, el recaudador de impuestos, los niños, los enfermos, los pecadores, el joven rico… A todos los incluye. Nadie queda afuera del anuncio. Con todos ellos entabla un diálogo único y personal.

Jesús animaba a los apóstoles a echar las redes mar adentro. Resulta sencillo imaginarlo junto al mar de Tiberíades remedando nudos y asegurando la fortaleza de la red. Que alcance para todos, que todos se beneficien con la pesca compartida. La escena nos inspira también a nosotros, catequistas. Podemos empezar a construir una red.

“Son necesarios los tejedores de redes, es decir, gente que dedique tiempo y esfuerzos a abrir espacios comunes de colaboración con otros individuos y entidades… Ser tejedor de redes requiere tesón y esperanza, pues todo diálogo y toda colaboración suponen una dedicación añadida al trajín de cada día; suponen apertura al otro valorando su identidad y estilo, requieren creatividad y tiempo para poner en marcha formas nuevas de trabajo común.” 7

Los catequistas somos hombres y mujeres con fuerte sentido de pertenencia. Amamos la comunidad porque en ella encontramos al mismo Jesús vivo y presente entre todos. Al mismo tiempo, sabemos que una comunidad nunca ha de estar encerrada entre las cuatro paredes de un templo. La comunión que intentamos vivir en cada comunidad cristiana es para la misión. “La comunión es misionera y la misión es para la comunión”. 8 Porque el amor se entrega, se abre, se multiplica, se expresa, crece y se hace fecundo. El amor verdadero, el que viene de Dios que es amor, nunca permanece encerrado en las paredes de la comunidad. El amor verdadero no puede quedarse quieto y se hace misión… No le alcanza la quietud de los que se aman. Se pone en camino, sale a la búsqueda, acompaña, recibe y envía.

Las nuevas tecnologías vienen en nuestra ayuda para hacernos catequistas tejedores de redes, que no piensan sólo en su comunidad, sino que conciben a sus comunidades como nodos de una gran red, donde circulan los saberes, las intuiciones, los interrogantes y las reflexiones catequéticas de todos los que nos hemos propuesto “pensar la catequesis”. La propuesta es simple. Hoy hay innumerables comunidades de catequistas que tienen algún espacio virtual: redes sociales, blogs, sitios, … Todos ellos son “portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización.” 9 Se trata sencillamente de entretejer esos espacios en una red virtual que nos haga salir de nuestras comunidades y, al mismo tiempo, nos mantenga unidos a muchos otros hermanos catequistas de otras comunidades

Habitar el espacio virtual, manteniéndonos abiertos a la riqueza de los otros para poder recibir de ellos y, al mismo tiempo, disponibles a sus necesidades para brindarles lo que cada uno tiene. Los detalles y las precisiones ya los iremos pensando juntos. Ahora se trata, simplemente, de decir un “sí” generoso para saber dar y un “sí” humilde para saber recibir.

Pbro. José Luis Quijano

Rector del ISCA.  21 de agosto día de los Catequistas

Fiesta de San Pío X, santo patrono   


LA CATEQUESIS DEBE VENCER EL ANALFABETISMO RELIGIOSO

 ROMA, Viernes, 11 de mayo 2012 (ZENIT.).- homilía del Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal Mauro Piacenza, durante la celebración eucarística celebrada el pasado martes 8 de mayo, en el marco del Congreso Internacional sobre la catequesis, organizado en Roma por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que tuvo como título «Iniciación cristiana y nueva Evangelización».  Hch. 14,19-28; Sal. 144; Jn. 14,27-31]

Venerados Hermanos y  Queridísimos amigos,

Estoy muy contento de poder celebrar con vosotros esta Eucaristía durante vuestro Congreso. Es de destacar el notable y providencial significado, que la primera Lectura de los Hechos de los Apóstoles, recién escuchada, recoja las palabras con las cuales el Santo Padre Benedicto XVI ha querido encabezar la Carta de convocatoria del Año de la Fe, con ocasión del quincuagésimo aniversario del comienzo del Concilio Ecuménico Vaticano II y el vigésimo de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, instrumento indispensable para la correcta hermenéutica de los textos conciliares. ¡No podemos olvidar, en efecto, que se trata del Catecismo de este Concilio!

Leemos que los Apóstoles “reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos: cómo había abierto a los paganos la puerta de la fe”.

Abrir la puerta de la fe a los hombres de cada tiempo y lugar es, ante todo, la tarea de Dios mismo. Si perdemos de vista este “primado” de la Obra de Dios, cualquier esfuerzo nuestro estará destinado a no dar los frutos esperados. Es Dios quien abre la puerta de la fe a nuestros hermanos los hombres y lo hace, ante todo, por medio de su Hijo Unigénito. Él es la “puerta de las ovejas”, camino universal y único de salvación para todos los hombres.

Es hermosa la imagen de este Dios que “abre”, y qué lejos está de tantos prejuicios contemporáneos sobre el Señor, sobre su Palabra de salvación y sobre su Iglesia, lugar en el que tal salvación se hace actual y operante por la libertad de los individuos, en la comunión del único Cuerpo.

La imagen de la “puerta” es particularmente eficaz porque se refiere a “entrar” en una nueva dimensión, en una realidad que el hombre no puede darse a sí mismo, sino que es completamente don de Dios. Esta realidad del don que es Dios mismo, requiere poner en movimiento nuestra libertad; requiere que el umbral de la puerta, abierta por Dios, sea cruzado por cada uno de nosotros. En este sentido, la salvación ofrecida universalmente, no puede de ninguna manera ser eficaz sin el concurso de la libertad creada que, sostenida por la gracia, "da el paso” y cruza la “puerta de la fe”.

La grandísima tarea de la catequesis de la iniciación cristiana, vista sobre todo en el horizonte de la nueva evangelización, es, pues, por lo menos doble. Por una parte, la catequesis debe colaborar con el Señor para “abrir la puerta de la fe”, mostrando, de manera profundamente racional y humana, y hasta afectivamente, la gran posibilidad de vida, de sentido y de plenitud que Dios ofrece a los hombres. Si no volvemos a sacar a la luz toda la razonabilidad, el atractivo e incluso la “conveniencia humana” del cristianismo, si no sacamos a la luz todo lo que emana de la voluntad de la fe, muy difícilmente podrá resultar fascinante la perspectiva cristiana.

Por otra parte, la catequesis está llamada a sostener la inteligencia de la fe, por medio del conocimiento de la Revelación, tanto en sus aspectos relacionales, como en aquellos más propiamente doctrinales que son su traducción histórica. Una vez que sea cruzada “la puerta de la fe” –lo sabemos bien- el camino no habrá concluido. Solamente una intensa tarea de formación podrá permitir al juicio de conciencia no volver atrás y al comportamiento moral no abandonar la luz encontrada.

A casi cincuenta años del comienzo del Concilio Ecuménico Vaticano II, debemos reconocer que la misma vida moral, ya sea intra o extra eclesial, ha sido tremendamente debilitada por una insuficiente catequesis, por una formación incapaz, quizá, de dar las razones de las exigencias del Evangelio y de mostrar, en la concreta experiencia existencial, que ellas son extraordinariamente humanizadoras. ¡Y no ha sido por culpa del Concilio!

Por estos motivos, la catequesis es siempre una narratio. Afirma el texto citado, que los Apóstoles “reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos”. En este “contaron todo lo que Dios había hecho”, está contenida, en definitiva, toda la labor de una catequesis que no sólo es transmisión de verdades doctrinales, sino una posibilidad de participación en el mismo Evento de la fe, en el mismo Evento-Cristo.

La dimensión doctrinal, no obstante, bien lejos de ser secundaria, representa el modo concreto de la narratio, la cual de otro modo correría el riesgo de hacerse arbitraria y subjetiva y, por tanto, no creíble. Como ha recordado el Santo Padre en la homilía de la Santa Misa Crismal, nos encontramos ante "un analfabetismo religioso que se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente.

Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos. Pero para poder vivir y amar nuestra fe, Pero para poder vivir y amar nuestra fe, para poder amar a Dios y llegar por tanto a escucharlo del modo justo, debemos saber qué es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro corazón han de ser interpelados por su palabra”.

La catequesis, sobre todo la de la iniciación cristiana, tiene esta gran tarea: vencer el analfabetismo religioso, enseñando “qué nos ha dicho Dios”… ¡y sin dejarnos paralizar por las interminables cuestiones metodológicas!


Los problemas metodológicos, queridos amigos, son superados por los santos: con su sencillez y con su vida, son la más eficaz catequesis viviente que Dios mismo ofrece a su pueblo. Un nombre en representación de todos: el Beato J.H.Newman y su "cor ad cor loquitur", con todo el empeño intelectual, teológico, moral y espiritual que eso significa.

Si tenemos esta conciencia, si la puerta de la fe es cruzada sobre todo por nosotros, si ponemos en el primer lugar la formación de los sacerdotes y de los catequistas, si vigilamos atenta y eficazmente los distintos Centros de formación, si no tenemos miedo de utilizar también los nuevos areópagos, como internet, para anunciar la Fe, sin olvidar nunca que el encuentro con Cristo reclama siempre una mediación personal, entonces esta obra fundamental podrá florecer y, con la ayuda de Dios, podrá dar fruto.

No podemos olvidar jamás que “debemos entrar en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones” y, en consecuencia, que el cansancio es constitutivo del camino de salvación, y que Jesús nos ha dicho: “Os dejo la paz, os doy mi paz”. No como la da el mundo, os la doy a vosotros”, indicando así una radical e insuperable alternativa que no puede ser suprimida por ningún ingenuo optimismo.

En este mes dedicado a Ella, confiemos a la Santísima Virgen, Estrella de la Evangelización, los trabajos de vuestro Congreso y, sobre todo, la obra incesante de la Iglesia que, como Dios, abre a los hombres “la puerta de la fe”. Amén.

PROGRAMA PASTORAL DE CATEQUESIS QUE PRESENTA LA HERMANA SANDRA MIREYA PARA EL AÑO 2012 MARCO DOCTRINAL

                El papa Juan Pablo II comienza su Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae; La catequesis ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas primordiales, ya que Cristo resucitado, antes de volver al Padre, dio a los Apóstoles esta última consigna: hacer discípulos a todas las gentes, enseñándoles a observar todo lo que Él había mandado. 

Es de suma importancia, recordar que la catequesis no es invención de este tiempo o que es tema de una pastoral actual, como dice el titulo II de Catechesi Tradendae es una “experiencia tan antigua, como la Iglesia misma”. Es por eso necesario voltear al pasado en un espíritu de Renovación y resurgimiento “Volver a las fuentes”. Este volver a las fuentes nos ayudara a clarificar mejor las acciones propiamente catequísticas y los elementos que le dan su identidad.

La catequesis “que consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe”, debe ser acción prioritaria en América Latina, si queremos llegar a una renovación profunda de la vida cristiana y por lo tanto a una nueva civilización que sea participación y comunión de personas en la Iglesia y en la sociedad (Puebla n. 977).

Todos los evangelizadores han de prestar también una atención especial a la catequesis. Al comienzo de mi Pontificado quise dar nuevo impulso a esta labor pastoral mediante la Exhortación Apostólica Catechesi tradendae, y recientemente he aprobado el Catecismo de la Iglesia Católica, que presento como el mejor don de la Iglesia que puede hacer a sus Obispos y a todo el Pueblo de Dios. Se trata de un valiosos instrumento para la nueva evangelización, donde se compendia toda la doctrina que la Iglesia ha de enseñar (Santo Domingo, Discurso Inaugural, de S.S. Juan Pablo II, n. 9).

En continuidad con las anteriores Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, este documento hace uso del método ver, juzgar y actuar. Este método implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a través de su Palabra revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos, a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo y Sacramento universal de salvación, en la propagación del reino de Dios, que se siembra en esta tierra y que fructifica plenamente en el Cielo…(Aparecida n. 19).

“Vayan por todo el mundo…” (Mt 28, 16-20). De ahí que ésta se define como una acción al servicio de la Evangelización, portadora de la Palabra de Dios. Al mismo tiempo la Catequesis tiene que guardar una estrecha y permanente relación con las otras acciones evangelizadoras y con todo el Proceso Evangelizador, en concreto señalando su relación

con el Primer anuncio, la Iniciación Cristiana su campo propio y la Formación Permanente de la fe, añadiendo la relación que guarda con la Enseñanza Religiosa Escolar.

La catequesis propiamente dicha ha de ser entendida como: una formación orgánica y

sistemática de la fe; esta formación es más que una enseñanza: es un aprendizaje de toda la vida cristiana, a través de una iniciación cristiana integral, que propicie un auténtico seguimiento de Cristo, centrado en su persona.  La catequesis es una formación básica, esencial, centrada en lo nuclear de la experiencia cristiana, en las certezas más básicas de la fe y en los valores evangélicos más fundamentales. La catequesis pone los cimientos del edificio espiritual

del cristiano, alimenta las raíces de su La catequesis a partir de Aparecida 61 vida de fe, capacitándole para recibir el posterior alimento sólido en la vida ordinaria de la comunidad cristiana (Ib.n. 67).

Desde los comienzos de la predicación apostólica, se llamó catequesis al "Conjunto de los esfuerzos realizados en la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios a fin de que, por la fe, tengan la vida en su nombre y para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo"

El origen, lugar y meta de la catequesis es la comunidad cristiana: familia, parroquia, catecumenado bautismal de adultos, escuela bíblica, asociaciones y movimiento de fieles. Esta dimensión de la pastoral incluye un amplio conjunto de agentes: obispos, presbíteros, diáconos, padres de familia, religiosos, catequistas laicos.


LUCES DE LA CATEQUESIS

  • Se cuenta con una gran mayoría de párrocos y Vicarios Parroquiales que acompañan a los catequistas y los procesos de catequesis en sus parroquias.
  • Contamos con catequista muy comprometidos, abnegados y entregados al Ministerio de la catequesis
  • Algunas parroquias acogen las directrices de la Arquidiócesis en lo que compete al  tiempo indicado en la preparación a los sacramentos de Iniciación cristiana.
  • Se cuenta en algunas parroquias con las escuelitas de Fe como procesos de maduración en la fe.
  • Contamos con un grupo de catequistas que se cualifican desde el proceso ESPAC y otros programas que ofrece el ITEP.
  • Algunas parroquias disponen de textos y recursos apropiados para la catequesis, si bien no existen unos propios de la arquidiócesis, las parroquias los han obtenido por diversos medios, lo cual facilita el proceso de formación de los catequistas y catequizandos.
  • Se ha ido fortaleciendo la catequesis para adultos desde el SINE.
  •  La gran mayoría de agentes de pastoral son catequistas.

SOMBRAS DE LA CATEQUESIS

  • No se cuenta en la Arquidiócesis con un proceso de iniciación cristina y de catequesis permanente que lleve al encuentro con Jesucristo.
  •   Los niños y adolescentes, una vez terminada la catequesis para los sacramento de iniciación, la gran mayoría se desvinculan de las actividades de la Parroquia.
  • Esta muy metido en la mentalidad de los cristianos católicos, que la catequesis es únicamente  para la recepción de los sacramentos, y esta destinada solamente a los niños y jóvenes.
  • No contamos con la unificación de un texto guía para la preparación de los sacramentos. CON UN TEXTO ELABORADO EN LA ARQUIDIOCES.
  • Falta acoger, por parte DE ALGUNOS  los párrocos, las  directrices que hay en torno a la catequesis, creando confusión en los laicos y bloqueando la espiritualidad de comunión con sus hermanos sacerdotes.
  • No contamos con un proceso de formación de catequesis para adultos.
  • Faltan catequistas bien preparados en el sector rural

DESTINATARIOS

Los destinatarios de la catequesis son todos los bautizados. Para esto se debe tener en cuenta la catequesis por edades como lo anota el Directorio general para la catequesis, en su cuarta parte (que se refiere a los  destinatarios de la catequesis), al igual que las situaciones especiales, mentalidades y ambiente, según el contexto socio-religioso y según el contexto socio-cultural.

ACTIVIDADES ORDINARIAS

  • Reunión bimensual del equipo de Arquidiocesano de catequesis
  • Reunión bimensual con coordinadores de la ESPAC
  • Realización del Encuentro Arquidiocesano de catequistas y celebración del día del catequista.
  • Elaboración de materiales
  • Congreso de catequesis
  • Asamblea ESPAC
  • Pascua ESPAC
  • Jornadas de formación vicariales

RETOS ARQUIDIOCESANOS

RETO

Formación Permanente de los catequistas

ESTRATEGIA

Proceso

JUSTIFICACION

En todas las parroquias contamos con catequistas comprometidos, abnegados y sacrificados por la causa del Reino, pero en su mayoría carecen de una formación doctrinal y pedagógica.

OBJETIVO

Fortalecer la formación permanente de los catequistas y agentes de pastoral desde los programas de formación de la ESPAC, FIC, Diplomado en catequesis y todos los programas que ofrece el ITEP, garantizando la cualificación de estos.

DESCRIPCION

A través de la:

ü  ESPAC, FIC y los distintos programas de que ofrece el ITEP

ü  Subsidios como cartillas de trabajo

RETO

Elaboración de los catecismos para los distintos sacramentos de iniciación cristiana

ESTRATEGIA

Proceso de construcción

JUSTIFICACION

Las Parroquias disponen de algún texto para la catequesis y algunos recursos, pero es necesario unificar el texto para toda la arquidiócesis para hablar un solo lenguaje, lo cual facilita el proceso de formación de los catequistas y catequizandos.

 

OBJETIVO

Elaborar los catecismos para la iniciación cristiana (bautismo, primera comunión, reconciliación y confirmación) propiciando elementos bíblicos, doctrinales que lleven a unos procesos de maduración en la fe en los catequizandos. 

DESCRIPCION

Conformado un equipo de trabajo

Entregándolo a la comisión teológica para la revisión

Ajustando Correcciones

Publicación

RETO

Promover Procesos de Iniciación Cristiana (La iniciación cristiana, proceso evangelizador)

ESTRATEGIA

Proceso

JUSTIFICACION

Dentro de los procesos de catequesis,  hemos ido creando una cultura de la catequesis de preparación para los sacramentos, pero se nos ha olvidado que la catequesis deber ser de una permanente iniciación cristiana porque el cristiano no nace, sino que se hace. Por tanto es urgente, promover procesos de iniciación cristiana a todos los niveles de nuestra arquidiócesis para que fortalezcamos la vida cristiana de nuestra Iglesia particular y la fe de nuestros fieles.

OBJETIVO

Promover procesos de Iniciación cristiana que favorezcan las experiencias de fe vividas en comunidad, para que quienes se han convertido a Jesucristo y lo han aceptado, puedan crecer en el conocimiento y adhesión a El, siendo testigos ante el mundo y fortalecer la fe de nuestros pueblos.

DESCRIPCION

Este trabajo se realizar a través de:

Jornadas de sensibilización con los sacerdotes, seminaristas, Religiosas, Catequistas y todos los agentes de pastoral y Padres de familia.

RETO

Catequesis en y con las familias

ESTRATEGIA

Proceso

JUSTIFICACION

La familia siempre ha sido la promotora de la vida humana-cristina, donde se han cultivado y fomentado todos los valores, por tanto es urgente ponerle mayor atención a la familia, especialmente a las familias de nuestros catequizandos, para que asuman la responsabilidad que ellos se les ha encomendado  como primeros educadores en la fe.

OBJETIVO

Fortalecer el trabajo en y con la familia para que los procesos de maduración en la fe se consoliden y lleven a todos a ser discípulos-misioneros de Jesucristo.

DESCRIPCION

Siguiendo procesos de catequesis para adultos, elaborando materiales, adaptando otros y sensibilizando a los sacerdotes y catequistas para un trabajo fuerte con la familia.


YO SOY EL PAN DE VIDA

16 Abril 2012.  

Un catecismo básico es el primer gran banquete de la doctrina cristina, esclarece y alimenta el don de la Fe recibido de Dios el día del bautismo. La Fe es una planta divina que debe ser alimentada por medio de la Catequesis.  Palabras de nuestro Arzobispo Monseñor Flavio Calle Zapata, en la presentación del nuevo catecismo para la formación de los niños y niñas para el sacramento de la Eucaristía.  El Señor Arzobispo invita cordialmente al lanzamiento del Catecismo Pan de Vida, para nuestra Arquidiócesis el día 23 de Abril próximo, a las 7 pm  en las instalaciones del Seminario Mayor en Ibagué, Colombia.  El Catecismo fue preparado cuidadosamente a través de la Reverenda Hermana, Sandra Mireya Puetate Pérez, (directora del departamento de Catequesis) en comunión con el Padre Isidoro García, Padre, Gregorio Sánchez Triviño, Padre, Carlos Andrés Pinzón, Padre, Mario García, Sacerdote Vicentino (cm). Padre, Miguel Alexis Saavedra.  El catecismo comprende 5 grandes bloques a saber:  1) Amor de Dios.  2) El tema del pecado y la reconciliación  3) Salvación en Cristo y Conversión. 4) Eucaristía como sacramento de salvación.  5) Vida nueva y comunidad.   Oraciones para la Vida cristiana.

Transmitir la fe: la catequesis 

                Fuente:  Catecismo de la Iglesia Católica

4  Muy pronto se llamó catequesis al conjunto de los esfuerzos realizados en la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios a fin de que, por la fe, tengan la vida en su nombre, y para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo (cf. Juan Pablo II, CT 1,2).

5  En un sentido más específico, "globalmente, se puede considerar aquí que la catequesis es una educación en la fe de los niños, de los jóvenes y adultos que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana" (CT 18).

6  Sin confundirse con ellos, la catequesis se articula dentro de un cierto número de elementos de la misión pastoral de la Iglesia, que tienen un aspecto catequético, que preparan para la catequesis o que derivan de ella: primer anuncio del Evangelio o predicación misionera para suscitar la fe; búsqueda de razones para creer; experiencia de vida cristiana: celebración de los sacramentos; integración en la comunidad eclesial; testimonio apostólico y misionero (cf. CT 18).

7  "La catequesis está unida íntimamente a toda la vida de la Iglesia. No sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia, sino también y más aún su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios dependen esencialmente de ella" (CT 13).

8  Los periodos de renovación de la Iglesia son también tiempos fuertes de la catequesis. Así, en la gran época de los Padres de la Iglesia, vemos a santos obispos consagrar una parte importante de su ministerio a la catequesis. Es la época de S. Cirilo de Jerusalén y de S. Juan Crisóstomo, de S. Ambrosio y de S. Agustín, y de muchos otros Padres cuyas obras catequéticas siguen siendo modelos.

9  El ministerio de la catequesis saca energías siempre nuevas de los Concilios. El Concilio de Trento constituye a este respecto un ejemplo digno de ser destacado: dio a la catequesis una prioridad en sus constituciones y sus decretos; de él nació el Catecismo Romano que lleva también su nombre y que constituye una obra de primer orden como resumen de la doctrina cristiana; este Concilio suscitó en la Iglesia una organización notable de la catequesis; promovió, gracias a santos obispos y teólogos como S. Pedro Canisio, S. Carlos Borromeo, S. Toribio de Mogrovejo, S. Roberto Belarmino, la publicación de numerosos catecismos.

10  No es extraño, por ello, que, en el dinamismo del Concilio Vaticano segundo (que el Papa Pablo VI consideraba como el gran catecismo de los tiempos modernos), la catequesis de la Iglesia haya atraído de nuevo la atención. El "Directorio general de la catequesis" de 1971, las sesiones del Sínodo de los Obispos consagradas a la evangelización (1974) y a la catequesis (1977), las exhortaciones apostólicas correspondientes, "Evangelii nuntiandi" (1975) y "Catechesi tradendae" (1979), dan testimonio de ello. La sesión extraordinaria del Sínodo de los Obispos de 1985 pidió "que sea redactado un catecismo o compendio de toda la doctrina católica tanto sobre la fe como sobre la moral" (Relación final II B A 4). El santo Padre, Juan Pablo II, hizo suyo este deseo emitido por el Sínodo de los Obispos reconociendo que "responde totalmente a una verdadera necesidad de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares" (Discurso del 7 de Diciembre de 1985). El Papa dispuso todo lo necesario para que se realizara la petición de los padres sinodales.