6 October 2024
 

2 de diciembre 2016. Autor: Padre, Raúl Ortiz Toro – Formador seminario mayor Popayán (Colombia) “Perdonar el aborto” °°°° Tamaña sorpresa nos ha dado el Papa Francisco en su Carta Apostólica “Misericordia et misera” firmada el pasado 20 de noviembre, cuando en el numeral 12 declara que “de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto. Cuanto había concedido de modo limitado para el período jubilar, lo extiendo ahora en el tiempo, no obstante cualquier cosa en contrario”.

Algunas consideraciones nos resultan: En primer lugar, el Papa evita hablar de la pena que conlleva cometer el delito-pecado del aborto que es la excomunión latae sententiae, ya que no hace parte de su lenguaje; sin embargo, el canon 1398 lo deja en claro aun cuando Francisco no lo aluda explícitamente. 

En segundo lugar, esta Carta traerá implicaciones en el Código de Derecho Canónico, sobre todo en lo que respecta al título “De la cesación de las penas” pues las disposiciones y el lenguaje canónico están acomodados a la remisión exclusiva del Ordinario de lugar (generalmente se trata del Obispo) y excepcionalmente el sacerdote que es delegado como penitenciario (canon 508), el que confiesa al penitente en peligro de muerte (canon 976) y el que confiesa al penitente con agobio moral (canon 1357). 

Tercero, el Papa deja en claro que todo esto se lleve a cabo “no obstante cualquier cosa en contrario” lo que nos permitiría pensar que el Obispo en su diócesis puede dar indicaciones precisas de tono pastoral; se me ocurre, solo como hipótesis, que el Obispo podría decirles a sus recién ordenados que se abstengan de absolver este pecado durante el primer año de ministerio mientras adquieren una práxis penitencial más adecuada. Pero también que inste a sus sacerdotes a que se cercioren de la contrición en el penitente, absteniéndose de absolver a quien no muestre verdadero arrepentimiento: muchos casos se han visto de personas que confiesan el pecado sin sentir dolor por haberlo cometido o, como lo adujo el Papa en otro lugar (en el libro entrevista “El nombre de Dios es misericordia”), ni siquiera sienten dolor por no sentir dolor. 

De todos modos, se nos viene a los sacerdotes un gran desafío y es la atención esmerada y medicinal a estas personas que, generalmente, llegan desechas al confesionario. Lo hemos hecho en este pasado Jubileo como excepción y debemos ahora implementarlo como regla. Cuando he tenido la oportunidad de dictar cátedra de “Audiendas” (que es el curso para confesores) insisto en que al penitente se le encamine a la práctica de penitencias que lo conviertan en “Apóstol de la Vida”. En otras palabras suelo poner estas tres prácticas penitenciales:

1. La oración: de sanación espiritual para sanar las heridas que deja este hecho y aliviar los recuerdos cargados de culpa, sobre todo, acompañada de alguna práctica de piedad como, por ejemplo, tres visitas al Santísimo o la Novena a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de los niños no nacidos. En esa oración recomiendo orar por las parejas que pasan por la tentación de abortar para que encuentren la fuerza de Dios para evitar ese pecado. 

2. El testimonio: Sin contar la historia personal, el penitente es invitado a dar consejo a tiempo y a destiempo, sobre todo a quienes quieran atentar contra la vida. Se les invita a que defiendan siempre en sus conversaciones una posición decidida en favor de la vida humana.

3. La caridad: Hay muchos niños que necesitan del apoyo de personas que sean sensibles a sus necesidades; el penitente debe ser invitado a que ejerza la caridad y el servicio con niños que bien podrían ser sus hijos.

 

Bien podría haber otras penitencias adecuadas como medicina para aliviar el dolor moral de quien ha cometido este pecado; lo importante es que sean proporcionales al pecado cometido y no vayan a ser tomadas simplemente como una práctica vacía.  Correo: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.