20 April 2024
 

 Empecemos con esta historia:

En un determinado lugar había un gato que era el terror de los ratones. No los dejaba vivir en paz ni un instante. Los perseguía de día y de noche de manera que los pobres animalitos no podían vivir tranquilos.

Como aquel gato era tan listo y no podían engañarlo, los ratones entonces decidieron hacer una especie de junta, asamblea o consejo. Después de saludarse cordialmente, pues el peligro hace muchas veces que la gente se vuelva más amable, se dio entonces comienzo a la asamblea.

Luego de varias horas de discusión, sin haber llegado a una definitiva conclusión, se levantó uno de los ratones pidiendo silencio. Todos se callaron, pues querían escuchar las palabras del ratón que se había puesto de pie…Quizá de pronto fuera a darles la solución al problema.

Lo mejor sería atar un cascabel al cuello del gato para que, cada vez que se acercara a nosotros, pudiéramos oírlo a tiempo y así poder escapar.

Los ratones se entusiasmaron ante aquella idea y saltaron y abrazaron al que la había propuesto, como si fuera un héroe. En cuanto se hubieron calmado, el mismo ratón que había hecho la propuesta pidió de nuevo silencio. Entonces dijo solemnemente: - Y ¿Quién le pone el cascabel al gato?.

Al oír estas palabras, los ratones se miraban unos a otros de una manera confusa y empezaron a dar excusas y, uno a uno se fueron desentendiendo del asunto. Al cabo de un rato desfilaron cada uno para sus casas sin haber conseguido nada…..

“Porque es muy fácil proponer soluciones, pero lo difícil es aceptar luego la responsabilidad de poderlas poner en práctica, de ofrecerse para ejecutar la acción concreta que haga realidad esas soluciones”.

(Recordemos que desde Puebla y ahora desde Aparecida, los mismos  Obispos como representantes de la Iglesia, llegaron a unas decisiones definitivas para el futuro de la misma Iglesia…Y una de estas decisiones básicas fue la de convertirse en “Una Iglesia misionera al servicio de la Evangelización”.

Hoy (Jueves 6 de junio) estamos de fiesta:

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

Las lecturas y las oraciones nos presentan el contenido de la celebración en una doble vertiente:

a)  Cristo, nuestro Sacerdote, 

b)  los sacerdotes como signos y continuadores de Cristo en su mediación para la comunidad cristiana.

Y una de las lecturas más propias de esta fiesta (aunque tal vez es la señalada para los años pares), es precisamente Hb 10, 12-23:

“Tenemos un gran Sacerdote al frente de la casa de Dios”… Lo que orienta nuestra atención hacia Cristo Jesús y su sacrificio Pascual en la Cruz.

Al autor de la carta le interesa hacer ver cómo Jesús  es el Sacerdote auténtico, y el suyo es el sacrificio que nos reconcilia con Dios, porque, de una vez para siempre, se ha ofrecido en la Cruz por la salvación de la humanidad.

El tono sacerdotal y sacrificial de esta lectura se subraya también con el salmo 39, en el que repetimos la frase que mejor expresa esa disponibilidad  ofertorial de Cristo: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”.

Lucas 22,14-20: “Esto es mi Cuerpo. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi  Sangre”… El Evangelio nos ayuda a pasar desde el sacerdocio de Cristo al sacerdocio de la Iglesia.

La comunidad es la que celebra El  Memorial”, pero lo hace presidida por un sacerdote (presbítero u obispo) que actúa en nombre de Cristo y le representa visiblemente en y para la comunidad.

Cuando ya hemos terminado todo el ciclo de la Pascua (90 días entre cuaresma y pascua), esta fiesta nos invita a mirar hacia atrás, en conjunto, y dar gracias a Dios por esta doble donación, el sacerdocio de Cristo y la participación en ese sacerdocio por parte de la comunidad y, de modo especial, de los ministros ordenados.

A la vez nos alegramos de que Dios haya querido hacernos partícipes del Sacerdocio de Cristo. Esta participación es doble, según afirma y explicita el prefacio:

  • El sacerdocio ordenado de los presbíteros y obispos: “También ha elegido a hombres de este pueblo para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión”.
  • Este sacerdocio ministerial se describe con breves trazos:

a) “Ellos renuevan, en nombre de Cristo, el sacrificio de la redención”,

b) “y preparan a tus hijos el banquete pascual”,

c) “donde el pueblo santo se reúne en tu amor, se alimenta de tu palabra y se fortalece con tus sacramentos”.

Es en la Eucaristía, donde el pueblo cristiano se une a Cristo Sacerdote, con la reunión, la escucha de la Palabra y la celebración de la comunión Eucarística..

No es extraño que en la oración de este día se pida a Dios, por nosotros los sacerdotes: “Concédeles la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido”. Necesitarán toda la fuerza de Dios para poder imitar a Cristo, el Sumo Sacerdote, el Mediador que se entregó totalmente por la humanidad.

EL   ACONTECIMIENTO   PASCUAL

SOMOS TESTIGOS DE CRISTO EN EL MUNDO

(En la noche del pregón del prendimiento), seguramente dijimos todos:   

¡Oh Cristo Jesús! Es triste para nosotros decirte que te hemos apresado en esta noche, porque mañana te crucificaremos para que mueras y de esa manera nos salves a todos!  Nos ponemos en marcha y caminamos, llevándote como prisionero, pero también contando contigo y tu compañía amorosa en medio de la barca que atraviesa nuestra vida!

AMEN

Partimos entonces  con esta temática desde la  SOLEMNE  V I G I L I A   PASCUAL, que ya celebramos el pasado sábado 30 de marzo del presente. Y desde esta perspectiva podemos centrarnos a contemplar los diversos subtemas y su aplicación correspondiente en nuestra vida de cristianos:

TEMATICA: