29 March 2024
 

20 Diciembre 2011    Una Distopía transhumanista   Fuente:  Noticias Heroicas   El lado más oscuro del diagnóstico genético prenatal, ¿caminamos hacia una distopía transhumanista?

                La diagnosis prenatal supone un avance si se emplea para prever enfermedades del feto y actuar a través de la medicina neonatal. Pero también se utiliza para abortar fetos que no responden a un canon de ‘salud’ y ‘normalidad’ preconcebidos

Juan Francisco Jiménez Jacint    Recientemente se han hecho públicas nuevas mejoras en el terreno del diagnóstico genético prenatal. Precisamente una empresa española, la catalana qGenomics, ha creado un chip de ADN para una detección más precisa de posibles enfermedades

o malformaciones en el feto. Además, la empresa ha demostrado que constituye un procedimiento más preciso y más rápido que el que se hace servir actualmente.

Desde los años setenta, el diagnóstico prenatal en embarazos de riesgo se basa en obtener células del feto -eso comporta ciertos riesgos para su viabilidad que todavía no se han superado- y estudiar en el microscopio los cromosomas de esas células. Eso ha facilitado la detección de alteraciones cromosómicas como las que causa el síndrome de Down, pero no detecta alteraciones más pequeñas que pueden provocar también enfermedades graves. Este nuevo chip, creado por expertos del Centro de Regulación Genómica y de la Universitat Pompeu Fabra, puede analizar estas pequeñas alteraciones en el cromosoma.

El lado más oscuro del diagnóstico genético prenatal

En principio el diagnóstico genético prenatal supone un avance positivo si se aplica de manera neutra, es decir, si se emplea para prever enfermedades del feto y poder actuar a través de la medicina neonatal. Sin embargo, la realidad es otra y este diagnóstico se utiliza para abortar los fetos que no responden a un canon de ‘salud’ y ‘normalidad’ preconcebidos.

Es así como se impide que los fetos ‘imperfectos’ nazcan. En este sentido, cada vez estas imperfecciones son más exigentes y más imponderables. Es decir, con los últimos avances como el de qGenomics ya no se observa si la criatura visualmente presenta una imperfección, sino que se analiza si genéticamente presenta una imperfección. Depende de qué dirección se adopte con estos avances se puede llegar a situaciones absolutamente aberrantes, algunas ya se han vivido.

El mundo del cine nos ha marcado en sucesivas ocasiones la dirección que está tomando la sociedad. Es el caso ilustrativo de Gattaca (1997), un filme estadounidense escrito y dirigido por Andrew Niccol y protagonizado por Ethan Hawke, Uma Thurman y Jude Law. La historia narra una distopía transhumanista, una sociedad utópica perversa alejada de principios ideales que ve en el uso de la ciencia genética la solución para mejorar las capacidades mentales y físicas del hombre. Es decir, una suerte de sociedad manipulada científicamente en la que algunos hijos son formados mediante mecanismos de control genético para asegurar que nacen con los mejores rasgos hereditarios de sus padres. Una base de datos identifica en Gattaca quién ha nacido bajo ese método y quienes no. Los primeros son los “válidos”, los segundos los “inválidos” (también llamados, curiosamente, “hijos de Dios”). El uso que se hace en la actualidad de los avances genéticos no deja de avisarnos de que esa es la dirección que están tomando nuestras sociedades.

Evidentemente, el diagnóstico genético prenatal no debería ser criticado en cuanto a avance científico, la crítica debe ir dirigida a su utilización como un arma para eliminar a los miembros de nuestra sociedad ‘impuros’, alejados de lo que se considera razonablemente una vida digna. ¿Y quién decide eso? ¿La política? ¿La filosofía? ¿La economía? ¿La industria?

Utopía y realismo

En el escenario real, cabe tener en cuenta que estos progresos científicos se dan en el marco de una sociedad que debe reducir considerablemente el gasto en Sanidad porque el sistema ha hecho imposible que se pueda cubrir al cien por cien esta prestación. No es casual que la perspectiva eugenésica llegue de la mano de políticas favorables a la eutanasia o el aborto.

Estos avances en diagnosis prenatal supondrán una auténtica aberración si se introducen en la Sanidad pública. Si eso sucede, los contribuyentes estarán pagando el coste de matar y no el coste de curar. Y si no es así, si los avances llegan solamente a las clínicas privadas la sociedad estará posibilitando que solamente las personas de rentas altas y muy altas, es decir, los ricos, busquen los hijos genéticamente perfectos. Exactamente ese problema real es el que plantean desde la ficción películas como Gattaca.

En un supuesto escenario de ciencia ficción, si todos estos avances que se aplican hoy en día para buscar la pureza genética hubieran estado al alcance de Hitler, seguramente el nazismo no hubiera masacrado al pueblo judío, porque habría tenido otros mecanismos para ejercer el control racial. Más sutiles y precisos son los métodos actuales, pero no por ello con consecuencias menos catastróficas que el holocausto de millones de seres que han sido abortados al amparo de leyes llamadas progresistas